Filtro antipartículas: funcionamiento y características

El filtro antipartículas, también conocido como DPF (por sus siglas en inglés: Diesel Particulate Filter), es un componente crucial en los sistemas de escape de los vehículos diésel modernos. Su función principal es reducir las emisiones de partículas sólidas provenientes del escape del motor, mejorando así la calidad del aire y cumpliendo con las regulaciones medioambientales. 

Qué es el filtro antipartículas 

Este elemento trabaja mediante un proceso de captura y retención de las partículas sólidas, como el hollín, que se generan durante la combustión del combustible diésel. Estas partículas son atrapadas en una estructura porosa dentro del mismo, mientras los gases de escape pasan a través de él. Luego, a través de un proceso llamado regeneración, estas partículas son quemadas a altas temperaturas, convirtiéndolas en gases más pequeños que pueden ser expulsados de manera segura a través del escape. 

Desempeña un papel fundamental en la reducción de la contaminación atmosférica, especialmente en entornos urbanos y en áreas con altas concentraciones de tráfico diésel. Sin embargo, es importante realizar un mantenimiento regular del mismo para asegurar su correcto funcionamiento, ya que si está obstruido puede afectar negativamente el rendimiento del motor y aumentar las emisiones contaminantes. 

Para qué sirve y funcionamiento 

Como su nombre lo indica, sirve para reducir las emisiones de partículas sólidas provenientes del escape de los motores diésel. Estas partículas, conocidas como hollín, pueden ser perjudiciales para la salud humana y el medio ambiente cuando son liberadas en grandes cantidades. 

Es una medida crucial para reducir la contaminación del aire, mejorar la calidad del aire en áreas urbanas y cumplir con las regulaciones medioambientales que establecen límites para las emisiones de partículas contaminantes. 

El funcionamiento es un proceso ingenioso diseñado para atrapar y eliminar las partículas sólidas, como el hollín, que se generan durante la combustión del combustible diésel. Los pasos principales son: 

• Captura de partículas: cuando los gases de escape salen del motor, pasan a través de este elemento, que está compuesto por una estructura porosa que atrapa las partículas sólidas presentes en los gases de escape. 
• Acumulación de partículas: a medida que los gases pasan a través del mismo, las partículas sólidas se quedan atrapadas en la estructura porosa del mismo. Con el tiempo, estas partículas se acumulan y obstruyen parcialmente el componente. 
• Regeneración: para evitar que se obstruya completamente, se lleva a cabo un proceso de regeneración. Durante la regeneración, el sistema inyecta combustible adicional en el escape o aumenta la temperatura de los gases de escape, lo que provoca que las partículas atrapadas se quemen a altas temperaturas. Este proceso convierte el hollín en gases más pequeños, como dióxido de carbono y vapor de agua, que pueden pasar a través del filtro sin obstrucciones. 
• Expulsión de gases limpios: una vez que las partículas sólidas se han quemado durante la regeneración, los gases limpios pueden salir y ser expulsados al medio ambiente a través del tubo de escape del vehículo. 

Este ciclo de captura, acumulación y regeneración se repite continuamente durante el funcionamiento del vehículo diésel para garantizar que el elemento siga siendo efectivo en la reducción de las emisiones de partículas contaminantes. 

Cuando hay que cambiarlo 

Normalmente no necesita ser reemplazado con tanta frecuencia como otros componentes del vehículo, como los de aire o de aceite. Sin embargo, puede requerir mantenimiento o sustitución en ciertas situaciones: 

• Obstrucción severa: si se obstruye gravemente debido a una acumulación excesiva de hollín u otros residuos, puede afectar el rendimiento del motor y provocar problemas como una reducción en la potencia, un aumento en el consumo de combustible o incluso la activación del modo de emergencia del motor. En tales casos, puede ser necesario reemplazarlo. 
• Daño físico: si sufre daños físicos, como grietas o roturas, puede perder su capacidad de retener las partículas sólidas de manera efectiva. En estos casos, necesitará ser reemplazado. 
• Fallas electrónicas o del sistema de control: problemas con los sensores, actuadores u otros componentes electrónicos relacionados con el sistema de control, pueden provocar un mal funcionamiento. 
• Kilometraje elevado: puede requerir reemplazo después de acumular un alto kilometraje. Esto puede deberse a un desgaste natural de los materiales o a una acumulación significativa de residuos que no se pueden eliminar mediante la regeneración normal. 

¿Cuánto cuesta?

En general, el costo del cambio puede oscilar entre los 500 y los 2000 euros o más, dependiendo de: tipo de vehículo, el modelo específico del filtro antipartículas, si es original del fabricante o de un fabricante de repuestos, y la mano de obra del taller mecánico donde se realiza el cambio. 

Los originales de los fabricantes de automóviles tienden a ser más costosos que las opciones de mercado de repuestos. Además, si se necesita realizar alguna reparación adicional en el sistema de escape o en otros componentes relacionados, esto también puede aumentar el costo total del cambio.